Cuando se habla de préstamos se suele hablar en un sentido genérico, sin distinguir. Como mucho se sabe diferenciar entre préstamo hipotecario y préstamo personal, pero poco más. Sin embargo, la variedad de este tipo de productos va mucho más allá. Una de estas variedades solo los préstamos con garantía hipotecaria.

¿En qué consisten estos productos? Básicamente, se trata de un préstamo por una cantidad determinada en la que la garantía de devolución la representa un inmueble. La cantidad prestada se debe ir devolviendo como en cualquier otro préstamo, en una serie de plazos pactados previamente.

Pero no se trata de una hipoteca, ya que en este caso el préstamo solicitado se puede dedicar a cualquier otro fin, puede ser una cantidad para hacer obras de mejora en la vivienda, pero también puede ser para pagar los estudios de un hijo, comprarse un coche o irse de vacaciones.

Esta es la gran ventaja, que si se tiene un inmueble en propiedad son muy fáciles de conseguir y no hay que justificar en qué se va a gastar esa cantidad solicitada. Incluso hay empresas que admiten este tipo de operaciones cuando la vivienda aún está sujeta a una hipoteca.

Sin embargo, hay que ser precavido y muy consciente de que el aval es la vivienda. Por ello el mejor consejo es solicitar este tipo de préstamos cuando se está seguro de que se van a poder afrontar las letras. En caso de no hacerlo, la empresa que ha prestado el dinero podría solicitar la venta del inmueble o el traspaso de la deuda a otro banco.

También conviene informarse, ya que las condiciones de los préstamos con garantía hipotecaria de estos productos pueden variar considerablemente de unas empresas a otras. Tanto en intereses aplicados como en medidas en caso de impago o posibilidad de amortización de la deuda.